miércoles, 2 de mayo de 2012

Soñando el futuro...

Son las 6.00 de la mañana y Rafa no puede dormir más. A él le encantaría poder quedarse en la cama unas cuantas horas más, pero su cabeza se lo impide. Desde que le instalaron el nuevo software controlador del tiempo, ya no es el mismo. Ahora, su cuerpo es capaz de responder a todas las actividades, sin llegar tarde, sin dormirse. Cuando va a llegar la hora para hacer algo, este programa le avisa un rato antes. Y también cuando tiene que despertarse. ¡Lo que daría por remolonear cinco minutos más en la cama como antaño! Pero eso eso ya es el pasado. Ahora todo es diferente.


Mientras los humanoides le preparan el desayuno y el traje electrónico, él disfruta de un relajante baño exprés en su spa virtual. Y es que ya no tiene que marcharse lejos para deleitarse con el agua y los relajantes aromas de un spa antiguo, sino que mientras se ducha, enciende la máquina de realidad virtual, y ¡voilà! ya está en el mejor spa del mundo. Lo que sí que lamenta es que no poder disfrutarlo con ella, con lo que le gustaban los balnearios. La tecnología ha mejorado nuestras vidas, pero a veces no han llegado a tiempo. Ya han pasado 20 años desde que murió, pero él se siente igual de solo y también igual de joven que entonces. "¿Por qué no inventarían la cura del cáncer entonces?", se pregunta.


Antes de teletransportarse al trabajo, Rafa hace un exhaustivo repaso a la actualidad del día. ¡Nunca antes dos minutos dieron para tanto! El software de aprendizaje cada vez está más refinado y listo para obtener TB de información al segundo. Y prueba de ello son las 20 carreras que ya ha aprobado en estos años. ¿Quién le iba a decir hace 30 años, cuando estaba estudiando la primera, que iba a tener tantas? Ahora, todo el mundo tiene como mínimo esto. Si alguien quiere destacar en una carrera profesional al menos tiene que tener 15 doctorados, y a Rafa aún le quedan unos cuantos para llegar a esa meta. Sin embargo, mientras tanto, disfruta del más que bien pagado trabajo que tiene. Y es que son pocos los que saben tanto como él de servidores y de antiguallas computacionales. Es lo que tiene ser un maestro en historia de la informática...


18 horas de trabajo ya no son un problema. Gracias a las prótesis que mejoran los músculos y los huesos, así como a los programas que llevamos incorporados que nos sacan el máximo partido a todos. Por eso, cuando regresa a casa, Rafa no siente ni el más mínimo síntoma de cansancio. "Trabajamos como máquinas", se repite una y otra vez, aunque en el fondo no quiere reconocer que ya forma parte de este sistema mundial, y que la contraprestación que llevan consigo los avances tecnológicos le han arrebatado su bien más preciado... su humanidad. Ya son las 5.00 horas de la madrugada y el software del tiempo de Rafa le avisa de que ya es hora de irse a dormir... 

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